No me he vuelto ni islamista ni judío a pesar de las barbas que gasto, sino que mis sensaciones familiares están más por revivir la navidad que por la pasión, o eso más o menos es lo que siento yo cuando solo falta un mes para el nacimiento de mi hijo.
En estos momentos no disfruto lo mismo que antes yendo a la hermandad que con preparar su habitación, no es lo mismo pensar en donde están los botones de la túnica que imaginar su carita, no es comparable el quinario de mi Cristo con el quinario que pasa mi mujer.
La viviré desde dentro, como siempre, pero no será lo mismo. Cuaresmas habrá muchas y a mi hijo le enseñare a vivirlas haciendo de el un buen cofrade pero esta sin duda es mi cuaresma más larga.
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